lunes, 12 de mayo de 2008

TBA: ¿Podremos Soportar un Poco Más?

Demás está decir que deploro todo acto de vandalismo por sobre todas las cosas, cuando los bienes involucrados son patrimonio tanto de los ciudadanos del conurbano de Buenos Aires y la Capital, como de aquellos que vivimos en el interior y no gozamos de las prestaciones de tal servicio, pero que sin falta nosotros, esos 30 millones de argentinos fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires subvencionamos sin chistar. En buena hora existe, y debo decirlo a pesar de no ser oficialista, que luego de décadas de desmembramiento premeditado de la red, hoy en la Nación tenemos nuevamente políticas ferroviarias, con errores y aciertos pero políticas para el modo al fin; ahora bien, eso es en cuanto a la descripción de las obligaciones retomadas por el Estado.
¿A los concesionarios metropolitanos que responsabilidad les cabe? Soy de la idea de no juzgarlos a todos ellos dentro de un mismo encuadre, pero es justo decir de una vez la verdad sobre el concesionario que nos ocupa Trenes de Buenos Aires (TBA) que coménzó dignamente (acuérdese de FEMESA), y de pronto comenzó a "colectivizarse" con prácticas de mantenimiento "a la 11-14”; a engendrar caros desarrollos muy cuestionables técnicamente, de dudosa factura y efectividad pero que el ESTADO –nosotros- pagamos para un sector selecto de su red y ahora lo haremos con los coches doble piso, donde no se hizo la evaluación de la capacidad de plataformas para la carga y descarga de pasajeros, etc. Como ejemplo, cito lo que más conozco: de un servicio diario a Rosario relativamente digno en sus comienzos a mediados de los '90, se pasó a tres y luego a uno por semana. Servicio calamitoso y anárquico, y en este último calificativo me detengo refiriéndome al personal de a bordo, que suma deficiencias al pésimo servicio brindado por la empresa prestataria: viaje temerario donde lúmpenes de la más baja estofa se adueñan del tren amedrentando a los demás viajeros, ante la mirada displicente de los supuestos empleados, que ante una requisitoria ante lo que es evidente responden que “si no le gusta las condiciones del tren viaje en colectivo”, señalando la proximidad de una estación para poder descender. Entonces no es muy difícil arribar a la conclusión que el personal a bordo o es castigado de otras líneas, o le interesa poco el bienestar de sus clientes al igual que a la concesionaria, que parece que lo único que le interesa es preservar los subsidios de ese corredor, el material remolcado y tractivo otorgado por la provincia de Santa Fe para correr el citado servicio; material ferroviario del cual me gustaría saber su destino...
Dichas situaciones anómalas no son tampoco ajenas a la Iínea Sarmiento, si bien en donde se nota con flagrancia el abandono es las líneas con servicio Diesel (emeplos: Victoria – Capilla del Señor, Merlo­ - Lobos y Moreno – Mercedes). En cuanto los aportes estatales, TBA ha sido por lo general uno de los concesionarios más favorecidos, quizás por su afán de experimentar en sus propios talleres con dineros públicos reformas y modificaciones en una flota que va por su aniversario de oro. En cuanto a infraestructura, ha sido la que más prometió obras y menos cumplió: ¿quién no recuerda el anuncio de una vía "circuito" en el Mitre, de Victoria a Bancalari, electrificación hasta M. Paz, la renovación de vías entre Retiro y Rosario, cambio de señalamiento, compra de los famosos "camellos" y algunos etcéteras más? ¿Alguien vió algo de aquello?...
No deseo centrarme tanto en el “Mitre” que es la Iínea que por naturalidad conozco; en el caso del Sarmiento del cual hago uso hasta Merlo, el concesionario no ha sido capaz en todos estos tiempos de hacer una obra considerada menor, como es el desagote de los pozos ciegos de las estaciones. ¿Qué tiene que ver con la parte operativa? Mucho: las estaciones-islas poseen baños que están ubicados en una de las puntas de su plataforma; por lo general es lo habitual en la sección local del Sarmiento: los pozos de estas estaciones, al rebalsar aflojan el piso de sustento de la enrieladura; por tal motivo y para evitar el cabeceo y el seguro golpe contra la punta de plataforma es norma bajar notoriamente la velocidad de marcha en dichos sectores.
¿Qué se ha hecho con el mantenimiento de vía todos estos años? Nada: en una vía que se podía circular fácilmente a 90 km/h a mediados de los '90, y que fuera renovada en los '80 con riel UIC 60, hoy a duras penas se corre a 60 km/h, y lo han diferido al momento de que la Nación debió correr al auxilio por una situación harto escandalosa, haciéndose cargo de las renovaciones que vemos en curso.
En cuanto a los sabotajes, existen dos tipos según mi humilde opinión: los efectuados por vándalos, muchos de ellos viajeros habituales y vecinos del Sarmiento, y otro más grave y difícil de comprobar, el de los empleados infieles. Ambos sabotajes se tenderían a aminorar con una medida poco simpática pero efectiva de control de gendarmería u otra fuerza Federal a bordo en todos los trenes, acompañando la presencia hoy ausente de los guardas, que por seguridad se refugian en la cabina del motorman y el más osado va sin uniforme para no ser identificado. Otra de las causales de los males de TBA es la fragilidad de mandos superiores y un “dejar hacer”, lo que deja vulnerables a las decisiones de los mandos medios.
Los perímetros de talleres, patios y estaciones deben ser custodiados continuamente para evitar boicots y robos internos. En cuanto al vandalismo, es una conducta de trasfondo sociocultural común con otros espacios del conurbano, donde el Estado deberá actuar activamente contra la descomposición social en el ámbito estrictamente educativo y sociolaboral. Me pregunto por qué no suceden estos hechos en el área de influencia de Ferrovial; la composición social y el ámbito geográfico no es tan distinto ¡es el mismo!
Para finalizar y a sabiendas que no habrá para este caso un cambio de concesionario o vuelta al Estado, lo que opino es que TBA aplique las prácticas de Ferrovías, que llevaron a la buena operación e imagen de su red y la disciplina de su gente; entendiendo que la línea de este último es sensiblemente inferior frente a la de TBA y que para llevar a cabo dichos cambios, en ese caso deberá tenerse el auxilio del Estado para morigerar la conflictividad interna de una compañía que tiene tantos problemas afuera como adentro, pero que posee a pesar de todo lo antes dicho algunos mandos medios a quienes se les debería prestar mucha más atención a sus sugerencias.
Juan A. Castillo

Nota publicada por http://www.latinrieles.net.ar/ en su edición del 6 de abril de 2006